Fernando Cuya

/ Perú

Licenciado y Magíster en Literatura Peruana y Latinoamericana de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es uno de los representantes de la denominada “Generación del 2000” en la poesía peruana. El 2004 fue invitado a Chile por la Fundación Pablo Neruda por motivo de las festividades y homenajes que celebraron el centenario del nacimiento del poeta chileno Pablo Neruda. A este evento también fueron invitados Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Ernesto Sábato. El 2006, se presenta en la Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile donde conoce al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal. El 2014 participa del Taller Latinoamericano de Poesía de la Fundación Neruda de Chile que reúne a los poetas jóvenes más destacados de nuestro continente. En el 2018, gana el concurso mundial de tesis de posgrado “Cátedra Neruda 2017” representando a Perú y a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sus poemas se encuentran publicados en diversas antologías literarias de Perú y de América. Actualmente, ejerce la docencia y trabaja en diversos proyectos educativos y culturales de Lima-Perú.

MARIPOSA MULTICOLOR

Tú no necesitas alas para volar:
tú viajas en un sueño profundo
y sonríes
y la vida se alegra
con tu sola presencia.

Tú no necesitas ser oruga para ser bella:
esa transformación
no es necesaria en ti:
tu belleza es natural
y tu mirada,
es la viva presencia de tu alma.

Mariposa multicolor,
vuela
y sé libre
y vuela
como sólo tú
sabes volar…

AMOR AL FÚTBOL

Mi corazón es esférico.
Tómalo,
juega con él,
domínalo,
da un pase largo,
céntralo,
patéalo,
haz con él lo que quieras.

Cuando veas mi amor entre tus redes,
celébralo,
grítalo con la hinchada,
y sabrás que el amor es un juego
donde unos ganan y otros pierden…

JESÚS, AMIGO…

Hoy tocaste a mi puerta y dudé de ti.
Te negué más de tres veces
y no estaba invitado a tu última cena
y, a pesar de eso,
tocaste a mi puerta… y dudé de ti….

Hoy caminé muy solo
con mi dolor encima.
Llamé a varios amigos
y no sé dónde estaban
cuando más los necesitaba…
Y apareciste tú
y me diste un merecido jalón de orejas
y me dijiste:
“Hombre de poca fe…
yo siempre estuve a tu lado”
y entonces realmente comprendí
que no era digno de que entres en mi casa,
pero una sola palabra tuya bastó para curarme…