Carlos Julio Maluendas Tapias

SIETE DÍAS

Pasillo, Sala, Pasillo, Baño, Camillas, Enfermos, Apuñalados, Accidentados, Ancianos, Jóvenes y hasta amigos encontré.
Unos moribundos y sus ojos medio abiertos, sin importar quién es, miran soñolientos, y cuando se alientan de sus dolencias,
crece la insistencia de no morir jamás.
Yo, doblo la cobija, pienso y leo la Biblia;
y como otro enfermo espero de aquí salir;
vuelvo y pienso, doblo la cobija, tomo agua y leo la Biblia.
Romelina, la vecina habla sin parar y a veces llora la pobre por su enfermedad; Doris se va, me alegra, vive en la ciudad, fue una vecina noble y servicial,
reía, lloraba, pero ahora le dieron la noticia, disque se va.
Y yo aquí sentado, escribiendo un relato de mi vida para compartir;
todos, pero todos, queremos ser eternos;
el niño, el joven y hasta el viejo no quieren morir jamás,
se aferran a la vida como si fuera la esperanza de un mejor vivir…
Pero, se equivocan, la vida sin Cristo no es vida
y el tal está muerto si no hay arrepentimiento de toda su maldad.